El procesamiento de datos en su forma más simple, tuvo sus orígenes en las civilizaciones antiguas. Se tiene conocimiento de hallazgos que expresan la cantidad de personas, animales y cosas, mediante representaciones en rocas, pieles, maderas, paredes de cuevas y otros medios.
Los babilonios alrededor del año 3000 (a.n.e), usaban pequeñas tablillas de arcilla donde recopilaban datos relacionados con la producción agrícola, las ventas y los cambios o trueques propios de la época. Los egipcios del siglo XXXI (a.n.e), anterior a la construcción de las pirámides representaron datos sobre la población y sobre los índices de renta del país.
Los chinos, antes del año 2000 (a.n.e), realizaron estudios sobre la población y las posibilidades materiales de sus habitantes. Los griegos, con el propósito de contar los impuestos, llevaron a cabo un censo de población cuyos resultados fueron utilizados hasta alrededor del año 594 (a.n.e).
Confucio relata que en el siglo V a.n.e., el rey Yao llevó a cabo un censo muy importante en China. El historiador Tácito refiere que el emperador Augusto ordenó que se contaran todos los navíos, armas y soldados del imperio romano. Este emperador publicó también un edicto para que se hiciera un censo de todos los habitantes romanos.
Los hebreos, los egipcios, los sirios, los persas y los griegos contabilizaban los nacimientos, las reparticiones de tierras y la cantidad de pobladores, entre otras actividades. El gran imperio romano fue el primero que con un interés gubernamental, recopiló numerosos datos sobre la población, las superficies y las rentas en todos los territorios bajo su control.
En la Europa de la Edad Media se realizaron, bajo la orientación de diferentes reinados, censos exhaustivos de población, estudios relacionados con la actividad de la iglesia e innumerables recopilaciones de datos con fines económicos, sociales y militares. Alrededor del año 1086, después de la conquista de Inglaterra por los normandos, fue que en este país se realizó un censo cuyos resultados fueron publicados.
Los hechos anteriores demuestran que desde los tiempos más remotos, los pueblos necesitaron contar sus hombres y sus recursos para organizar su vida.
Con el transcurso de los siglos, la organización de los pueblos y sus modos de contar se fueron perfeccionando. Los pueblos se convirtieron en Estados y nació una parte importante de las Matemáticas, la Estadística, que se ocupó, principalmente, de enumerar y describir las situaciones de interés para el Estado.
El nombre “Estadística “se derivó del latín “status” en sus dos sentidos:
- el estado en cuanto a la situación geográfica,
- y el estado en cuanto a entidad política.
En el siglo XVIII la Estadística Matemática se consideró una ciencia. En la actualidad está muy difundida, su uso es inevitable y se manifiesta en la recopilación, procesamiento y análisis de la información relacionada con datos económicos, políticos, sociales, biológicos, geográficos, psicológicos, físicos, químicos, etc. El desarrollo de la Informática y las posibilidades crecientes de comunicación, benefició sustancialmente la aplicación de la Estadística en todas las esferas de la vida.
Hoy en día, es relativamente fácil acceder a múltiples datos de alcance local, nacional o mundial, relacionados con temas de la cotidianidad o de cualquier gestión investigativa que se esté abordando, a la vez que se dispone de eficaces sistemas, tabuladores electrónicos y asistentes matemáticos para el procesamiento estadístico. Esto significa que la preparación del hombre en el uso de la Estadística y de las nuevas tecnologías es el principal reto de hoy, al cual no se puede renunciar.
Autores: Aurelio Quintana Valdés y Jesús Cantón Arenas