Esta ha sido la última semana de prácticas en el IES Lloixa, y ha transcurrido con total normalidad, con la salvedad de que hoy, viernes, hemos hecho una comida de despedida con mi tutora.
Es una experiencia que, como cuento en la memoria, considero tremendamente enriquecedora, y que he disfrutado al máximo. A lo largo de esta semana, Raquel nos ha dejado tiempo (a mi compañera de prácticas y a mí) para despedirnos de todos los grupos con los que hemos convivido estos dos cortos pero intensos meses. Los niños nos han demostrado su cariño, y la verdad es que ha habido momentos en los que ha faltado poco para que se me saltaran las lágrimas. Parece mentira que se les pueda coger tanto cariño en tan poco tiempo, pero es una realidad.
Aunque yo ya tenía clara mi vocación docente, esta experiencia no ha hecho sino reafirmar mi decisión de ser profesor. Repetiría una y mil veces estos meses de prácticas.